Hoy la soledad suena opaca,
hace pesado los recuerdos,
se amolda a la forma de mi boca,
la siento como un sello muy antiguo,
voluminoso y sordo.
Nunca he tratado de odiarla,
más bien parto de ella.
La acompaño con silencios,
con miradas que caen lentas,
con caricias unilaterales.
Aunque no me guste admitirlo,
también comparto mi solo existir
con un puñado de suspiros
que asustan al corazón.
Ellos rebalsan las aguas del borde de mis ojos
y aveces me impiden amar mi almohada.
Cuando escribo mi soledad es libre.
Mientras me siento a observarla, a lo lejos,
ella corre hundiendo sus pies en la arena.
Sigo mirándola, ya está muy lejos...
se me cristaliza la mirada.
Cómo me gustaría dormir en el fondo de sus huellas.
hace pesado los recuerdos,
se amolda a la forma de mi boca,
la siento como un sello muy antiguo,
voluminoso y sordo.
Nunca he tratado de odiarla,
más bien parto de ella.
La acompaño con silencios,
con miradas que caen lentas,
con caricias unilaterales.
Aunque no me guste admitirlo,
también comparto mi solo existir
con un puñado de suspiros
que asustan al corazón.
Ellos rebalsan las aguas del borde de mis ojos
y aveces me impiden amar mi almohada.
Cuando escribo mi soledad es libre.
Mientras me siento a observarla, a lo lejos,
ella corre hundiendo sus pies en la arena.
Sigo mirándola, ya está muy lejos...
se me cristaliza la mirada.
Cómo me gustaría dormir en el fondo de sus huellas.
David Lasso
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