miércoles, 4 de julio de 2007

Tardes de amor


Siempre me han encantado las tardes de Santo Domingo(donde vivo), en especial esas donde no hace ni frío ni calor, esas en las que se puede salir a comer helado con una amiga y hablar pura paja, esas en las que se puede ver el sol ocultándose lentamente y se espera que esos últimos minutos de la tarde pudieran ser eternos. Ya sea de vacaciones, trabajando o de viaje son tardes que pueden robar un par de minutos para poder concentrarse en los sueños de cada uno.

Espero que todavía me queden varias de estas tardes "miedo" para disfrutar.

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